En todo el tiempo con mi lucha, poco a poco fui detectando en qué momentos y situaciones me sentía más tentado. Habían factores detonantes y mecanismos que había desarrollado dentro de mi. Me tomó tiempo. Pero Dios me ayudó a encontrarlos, renovarlos y cambiarlos.

La manera que empecé este proceso fue siendo más consciente de mis emociones. Cada día tomaba un tiempo para meditar como estuvo mi día, qué eventos fueron los más resaltantes de el dia y las emociones que me causaban. Iba más profundo a ver si había alguna emoción incorrecta la nombrara, me permitía expresar como me sentia y luego buscaba si había alguna mentira o resentimiento con alguien o encontra de mi. Luego, le pedía a Dios que me mostraba la verdad sobre lo que paso o la persona que me haya ofendido. Finalmente, terminaba adorando a Dios.

Puedes estar seguro que Dios está interesado en guiarte y mostrarte cómo manejar tus emociones y cuidar de tu corazón. ¿Estás listo para empezar?

¿Estás dispuesto a empezar a cuidar de una mejor manera tus emociones y tu corazón?